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Presentación del estudio «Familias, adolescentes y COVID-19: ¿convivencia o supervivencia?»
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Resultados del estudio “Familias, Adolescentes y COVID-19: ¿convivencia o supervivencia?”

Resultados estudio Amalgama7

Casi 37 millones de personas han confirmado el diagnóstico de COVID-19 en todo el mundo, de las cuales casi 28 millones se han recuperado y más de un millón han perdido la vida. En otoño de 2020, pocos meses después del primer confinamiento de marzo, la situación epidemiológica continúa siendo compleja, y las autoridades sanitarias siguen reiterando la importancia de los esfuerzos de los ciudadanos en el cumpliento medidas de prevención. Estas medidas, al limitar la movilidad y forzar un cambio en las rutinas, han conllevado un aumento de la tensión en muchos hogares y han acentuado algunos problemas de salud mental, como la ansiedad y el estrés.

En este contexto, Amalgama7, especializada en la atención terapéutica y educativa para adolescentes, jóvenes y familias, y Fundación Portal, una entidad social sin ánimo de lucro dedicada a la atención de adolescentes afectados por la patología dual, han llevado a cabo un estudio exhaustivo de los comportamientos de los adolescentes y sus familias durante la crisis sanitaria causada por la COVID-19 en el marco del estado español.

El principal objetivo del estudio es plasmar la realidad vivida por las familias de adolescentes durante el confinamiento forzado por la COVID-19, su impacto en la convivencia y el posible panorama en el escenario hipotético de un segundo confinamiento. El segundo objetivo es ofrecer los resultados al servicio de las administraciones públicas, entidades escolares, clínicas y científicas y a la misma opinión pública, con el fin de contribuir a mejorar los medios y servicios para los adolescentes, los jóvenes y sus familias.

 

Puntos de análisis

Más de un 50% de las familias que conviven con adolescentes entre 14 y 18 años han tenido malas experiencias durante el primer confinamiento, que ha provocado un empeoramiento en la convivencia familiar. Ante este problema, en el estudio se ha preguntado a las familias si pedirían ayuda en caso de mala convivencia, y casi seis de cada diez madres y padres han dado una respuesta afirmativa.

El 81,20% de los que buscarían ayuda, acudirían a un psicólogo clínico, y un 23,40% buscarían atención médica-psiquiátrica. Este dato reafirma la necesidad de muchas familias de recibir ayuda de profesionales de la salud mental. Por otro lado, seis de cada diez padres y madres afirman que pedirían ayuda a la comunidad educativa. Sin embargo, es remarcable que también manifiestan no disponer de suficientes recursos educativos o parentales para educar a los hijos en un buen clima familiar en caso de un segundo confinamiento.

En cuanto al comportamiento de los adolescentes, el estudio se ha enfocado en el análisis de las siguientes conductas:

  1. Aislamiento (encerrarse en su habitación y poca comunicación)
  2. Colaboración en tareas domésticas
  3. Cumplimiento de las tareas escolares
  4. Malas contestaciones respecto a los padres
  5. Insultos hacia los padres
  6. Respuestas de agresión física hacia los padres
  7. Hábitos alimentarios
  8. Consumo de tabaco
  9. Consumo de alcohol
  10. Consumo de derivados del cannabis

 

Pérdida de autoridad durante el confinamiento

De los datos obtenidos a través de entrevistas a 1.500 padres y madres de adolescentes, se extraen dos conclusiones principales: los adolescentes han suspendido en comportamiento durante el confinamiento y, además, la violencia filio-parental se ha disparado y ha dejado secuelas a las familias.

  • El 58,3% de los padres entrevistados reconocen que sus hijos aumentaron las malas contestaciones (frente a un 30,1% en tiempos de pre-COVID), y un 11,9% confiesa que sus hijos llegaron a insultos durante el confinamiento (en frente de un 3,8% en el mes anterior al confinamiento).
  • El 23,2% de los adolescentes que en tiempos pre-COVID no contestaban mal a sus padres y madres, actualmente han consolidado este comportamiento, y más de un 6% de los jóvenes que no insultaban han reafirmado ahora los improperios dentro del núcleo familiar.
  • El estudio realizado a padres y madres españoles con hijos de entre 14 a 18 años revela, entre otros datos, que casi el 60% les sería más difícil ejercer su autoridad si se produjera un segundo confinamiento y, en consecuencia, el clima familiar empeoraría.
  • El 45,2% de los padres y madres entrevistados reconocen que en caso de necesitar ayuda por violencia filio-parental no sabrían donde pedirla.

Comparativa temporal del comportamiento de los adolescentes

Empeoramiento de los insultos y de las malas respuestas

El estudio, de carácter longitudinal, explora el comportamiento de chicos y chicas de entre 14 a 18 años en tiempos previos al confinamiento, durante el mismo y desde el post confinamiento hasta la actualidad. Los resultados revelan que los adolescentes han incorporado muchos de estos malos hábitos en su día a día.

Desde el post-confinamiento y hasta la actualidad, las malas respuestas hacia los padres se incrementan en un 23,20% respecto al pre-confinamiento, y aumentaron los insultos un 5,90%. Es decir, más de 135.000 adolescentes que no arremetían con improperios contra sus padres y madres en el pre-confinamiento, ahora sí lo hacen. Complementariamente, la proporción de adolescentes que ahora han evolucionado hacia las malas respuestas con respecto a la etapa del pre-confinamiento son casi 550.000; es decir, son más de medio millón de jóvenes que desde el post-confinamiento y hasta la actualidad han incorporado el mal hábito de contestar mal a sus madres y padres.

Los insultos pueden dividirse en tres categorías: leve, cuando éstos no son intencionados sino básicamente reactivos, como serían los típicos ‘no me taladres’, ‘tonto’ o ‘capullo’; en una segunda categoría se encontrarían los insultos moderados, es decir, los que tienen la intencionalidad de herir al padre o la madre como sería el caso de ‘gilipollas’, ‘cabrón’ o ‘hijo de puta’; y en un tercer apartado se clasifican los insultos agudos o graves que no sólo tienen la intención de herir, sino que suelen incluir la amenaza o un deseo de infringir más dolor, como es el caso de ‘te jodes, no haberme tenido ‘o’ ojalá te mueras ‘.

Los especialistas de Amalgama7 y Fundación Portal coinciden en que, si un padre o madre deja pasar a sus hijos un insulto de nivel leve, le está dando pie a que progrese el segundo nivel y, de este, al tercero, en el que la violencia psicológica filio-parental puede progresar hacia los insultos graves e incluso hacia la agresión física.

 

Presentación del estudio en streaming


El próximo jueves 3 de diciembre se presentarán los resultados del estudio en streaming, durante la VII Jornada Técnica de Atención a Adolescentes en Riesgo. Para seguirlo, puedes inscribirte a través de este enlace. Envíanos tus preguntas en directo o a través del hashtag #JornadaTécnica2020 en Twitter, Facebook o LinkedIn.