Barcelona, 14 de diciembre del 2020. La Navidad es uno de los momentos cruciales del año para la compra de juguetes. Este 2020, cerca del 60% de los padres y madres españoles tienen previsto destinar el mismo presupuesto a la compra de juguetes que en 2019, mientras que un 37% dice que piensa gastarse menos.
En concreto, 4 de cada 10 padres y madres españoles se gastarán entre 100 y 200 euros en juguetes este año. Un 22% destinará menos de 100 euros y un 17%, hasta 300 euros. (Información recogida según refleja el informe sobre la compra de juguetes en España de Aldi 2020).
Desde hace ya algún tiempo los expertos en psicología juvenil y atención a adolescentes avisan a las familias sobre los riesgos que supone regalar en exceso a los más pequeños de la casa, desprotegiéndolos de herramientas para su propio futuro.
Jordi Royo, director clínico de Amalgama7, entidad dedicada a la atención terapéutica y educativa para adolescentes, jóvenes y sus familias explica que «los niños tienden cada Navidad a pedir un exceso de juguetes, regalos y obsequios que los mayores deben pautar para evitar que los más pequeños se conviertan en niños hiperregalados. Estos niños, con todos los deseos concedidos, tienen más posibilidades de desarrollar el denominado ‘síndrome del niño emperador’. En la actualidad, vemos que muchos adolescentes están viviendo en la dinámica de ‘lo veo – lo quiero – lo tengo’, y en parte esta tendencia viene dada del exceso de estímulos que desde hace años vienen recibiendo. Estímulos sin control ni pauta, que provoca niños y adolescentes con poca tolerancia a la frustración, tristes y malhumorados».
El Síndrome del niño emperador, también denominado Trastorno de oposición desafiante (TOD), se da en aquellos niños que tienen una tolerancia muy baja a la palabra NO por parte de sus progenitores. Suelen ser hijos de padres muy tolerantes con falta de autoridad parental, y que tienden a hacer todo lo que el pequeño o pequeña de casa demanda. El niño siente que tiene la autoridad y así la ejerce delante del resto de familiares de la casa. Pequeños tiranos que someten a sus padres a todos los caprichos que creen necesitar. Carecen de empatía y tienen graves problemas en gestionar o expresar sus propias emociones, son caprichosos, egoístas, individuales, con grandes carencias de imaginación y poco tolerantes a la frustración, exigen la atención de todo y todos en cualquier momento y tratan con ira a los que en contadas ocasiones se niegan a un capricho u orden suya.
Cuando los familiares tienden a dar privilegios de forma desmesurada, como es el caso del exceso de obsequios, los pequeños, en cierta forma, son incitados a creer que independientemente de su comportamiento, siempre serán premiados, anulando de esta forma cualquier refuerzo negativo o positivo según su conducta. Como tienen el premio asegurado, el buen comportamiento no es necesario.
Jordi Royo da las pautas para evitar caer en la trampa de comprar todo aquello que los pequeños piden. Para ello se debe crear la figura de ‘la/el director de orquesta’ y hacer una lista con las pautas que debería seguir esta persona para tener el control sobre los regalos que les llegan a los más pequeños.
«El regalo más caro suele verse como el regalo ‘estrella’ o el regalo que más ilusión hará al pequeño, y eso es un error muy común – aclara Jordi Royo – el presente perfecto será aquel que para el niño englobe los tres bloques anteriormente descritos: el que le haga feliz, el que necesite y que le sea útil; este objeto para un niño podría ser una bicicleta que realmente ansia, que podrá serle necesario para desarrollar su aparato motor, y que le es útil para poder desplazarse de un sitio a otro, y en cambio para otro niño puede ser un estuche de colores, con el que dejar volar la imaginación, potenciar su concentración y poder llevarlo al colegio como parte del material. Hay tantos regalos perfectos como niños esperándolos».
Sí, en ocasiones nos preocupamos por el pequeño que pide un Smartphone, siendo algo muy natural el pedirlo, no el concederlo, y, sin embargo, lo que puede ser un síntoma de alguna alteración es precisamente lo contrario. El niño o la niña mayor que pide un juguete de una franja de edad claramente menor. En este caso, siempre descartando el espíritu coleccionista, se deber analizar por qué pasa esto y si el niño o la niña no están ante una madurez tardía.
Muy importante remarcar que queda fuera de discusión el niño o la niña que pide juguetes de los considerados ‘sexo contrario’. En este aspecto, el especialista Jordi Royo se muestra muy tajante: «NO HAY JUGUETES ESPECIALES PARA NIÑOS y JUGUETES ESPECIALES PARA NIÑAS; si su hijo pide muñecas o cosas para hacer comiditas y su hija camiones o un juego de herramientas… ¡por favor! que los Reyes Magos hagan felices a estos niños. No privemos al futuro de un gran chef o una gran pilota de Fórmula 1 por creer que los juguetes tienen sexo».