La adicción a las pantallas o «pantallismo»
18/11/2020
Resultados estudio Amalgama7
Resultados del estudio “Familias, Adolescentes y COVID-19: ¿convivencia o supervivencia?”
02/12/2020

Amalgama7 a «Planta Baixa»: Aumentan las agresiones de hijos a padres

aumentan las agresiones

El pasado 18 de noviembre, el programa Planta Baixa de TV3 emitió un reportaje sobre la violencia filio-parental y los trastornos de conducta en adolescentes. Jordi Royo, director clínico de Amalgama7, explica los resultados del estudio «Familias, adolescentes y COVID-19: ¿convivencia o supervivencia?«: una encuesta realizada a más de 1.500 familias con adolescentes en casa de entre 14 y 18 años. El objetivo del estudio es hacer una comparación de la situación familiar de los adolescentes antes, durante y después del confinamiento de marzo.

Por otra parte, Mireia, paciente de Amalgama7, narra su experiencia después de haber ingresado en una de las escuelas terapéuticas debido al agravamiento de la situación en el hogar durante el confinamiento.

 

Resultados del estudio

La violencia filio-parental o ascendente (de hijos a padres) sigue siendo una «patología oculta». En 2014 se recibieron poco más de 2.000 denuncias de padres y madres maltratados. Los últimos datos disponibles, emitidos por la Fiscalía de menores en 2018, indican que este año se pusieron 6.000 denuncias. Teniendo en cuenta que la mayoría de los padres y las madres no denuncian por vergüenza y culpa, estas cifras indican que el crecimiento del problema es alarmante.

El estudio realizado por Amalgama7 y Fundació Portal muestra un incremento de las malas respuestas, los insultos y las agresiones físicas de hijos a padres durante el confinamiento. En los dos primeros casos, este agravamiento se mantiene hasta la actualidad.

  • Malas respuestas: 30% antes, 58% durante y 53% después del confinamiento
  • Insultos: 4% antes, 12% durante y 10% después del confinamiento
  • Agresiones físicas: 0,6% antes, 0,9% durante y 0,5% después del confinamiento

Estos resultados se dividieron entre dos grandes bloques de edad: adolescentes de 14 a 16 años y de 16 a 18 años. Según los resultados, los adolescentes entre 16 y 18 años contestan más, insultan más y hacen menos tareas escolares que los de 14 -16. Esto sugiere que hay una progresión de las malas conductas; es decir, si se permite que un hijo o hija de 14-16 tenga malos comportamientos, estos empeorarán con el tiempo.

Además, el estudio planteó algunas cuestiones en la situación hipotética de un nuevo confinamiento domiciliario. Según los resultados, el 51% de las familias piensan que, en caso de un nuevo confinamiento como el de marzo, el clima familiar empeoraría, mientras que el 56% piensan que sería más difícil ejercer su función como padres. Un 40% creen que no tienen suficiente información para resolver los conflictos con los hijos y las hijas adolescentes, y un 42% no sabrían dónde pedir ayuda. Sólo un 8% de los padres y madres piensan que un nuevo confinamiento mejoraría la situación familiar.

«Tenemos un problema generacional, y es que las familias de chicos y chicas adolescentes, hemos perdido totalmente la verticalidad y estamos en la horizontalidad. Esencialmente, los padres y madres deseamos ser amigos de nuestros hilos, y olvidamos que de amigos ya tienen, y que lo que necesitan son padres «, explica Jordi Royo. Y añade: «Hay una cuestión que es esencial, que es cuando vemos que los chicos (casi 1 de cada 2), hace malas contestaciones y no colabora en tareas domésticas, como poner la mesa y el lavavajillas o bajar la basura.»

 

¿Dónde tenemos que poner la línea roja?

Royo diferencia entre eras grados de insultos: leves, moderados y graves, y explica que hay que poner el límite al «pre-leve». Es decir, una situación en la que el hijo o hija trata a los padres de manera coloquial; por ejemplo, llamándole «tío» o «tía». Las malas contestaciones no se deben tolerar en ningún grado, pero tampoco se puede permitir que un hijo adolescente hable a los padres como lo haría con un amigo, porque esto hace que pierdan autoridad moral.

Las contestaciones leves suelen ser reactivas, tales como «no me rayes» o «no me taladres». Las de grado moderado pueden ser reactivas o no, pero tienen la intencionalidad de herir y son insultos explícitos. Los de tercer grado, las más graves, además de tener la intención de hacer daño, tienen un espíritu vengativo, como «ojalá te mueras».

«Nosotros preguntamos mucho a los padres qué tipo de insultos les hacen. Porque así nos damos cuenta de hasta qué punto los padres han perdido autoridad moral y hasta qué punto los hijos han transgredido todos estos niveles de buena relación», comenta Royo.

 

¿Qué se puede hacer ante una situación de maltrato de hijos a padres?

«La violencia filio-parental se puede reconducir», dice Royo. «Mireia, como todos los demás hombres y mujeres que estamos atendiendo a Amalgama7, en su conjunto, progresan muy bien. Los estudios de seguimiento que tenemos 2 años después de darles el alta nos indican que 7 de cada 10 están bien.»

Además, añade que los trastornos de la conducta son recuperables. Sin embargo, ante una situación de malestar con un hijo o hija adolescente, hay que hacer un diagnóstico: ¿se trata de un trastorno de la salud mental o de problemas de conducta? Cuando un chico o chica contesta mal a los padres, los insulta, no hace las tareas escolares, tiene malos hábitos horarios y come mal, uno de los primeros pasos en la consulta es saber por qué lo hace. Muchas padres y madres no llevan a los hijos a la consulta porque es ven incapaces; pero esto es una señal de que han perdido toda autoridad moral y de que es importante hacer un diagnóstico.

 

El contexto de la COVID-19

La incertidumbre económica de la situación producida por la COVID-19 es un factor de malestar emocional en muchos casos; pero, además, las condiciones del estilo de vida han producido un empeoramiento global de la salud mental de la población. Como refleja el estudio, el impacto del confinamiento ha dejado secuelas. Ante esta situación, comenta el director, las instituciones de salud mental tienen el reto de reconducir el aumento de los problemas de estrés, depresión y ansiedad y de hacer frente a las situaciones de abuso. En el caso de Amalgama7, este reto se enfoca en dar respuesta a los padres y madres maltratados por sus hijos y en ayudarles a romper el silencio.

Te invitamos a ver el programa a través de este enlace.